DATOS TÉCNICOS DEL SELLO
Número EDIFIL: 5688
Temática: Personajes
Fecha de
puesta en circulación: 20 de septiembre de 2023
Procedimiento
de impresión: Offset
Soporte: Estucado,
engomado, fosforescente
Formato del
sello: 28,8 x 40,9 mm (vertical)
Dentado del
sello: 13 ¼ (horizontal) y 13 ¾ (vertical)
Efectos en
pliego: 25
Valor
postal: 1 €
Tirada: 125.000
sellos
Diseño: Isa
Muguruza
INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO
La vida de Lucía Sánchez Saornil comenzó en Madrid, en 1895, finalizó
en Valencia en 1970 y ha continuado a través de su obra poética y la propia
leyenda de su figura: una poeta de una extracción muy humilde, que vivió junto
a su compañera América Barroso García Mery en uno de los tiempos más convulsos
para ser mujer, anarquista, poeta y lesbiana. Una rebelde contra toda causa, y
una luchadora contra posibles e imposibles.
En 1914 publicó su poema “Nieve”, de un modernismo ya un poco antiguo,
y a partir de ahí en Los Quijotes, la revista en la que escribían los poetas
más relevantes de la época evoluciona hacia el ultraísmo en el que se la
enclava: lo hacía bajo un pseudónimo masculino, Luciano de San-Saoe, y con una
encendida sensualidad hacia el objeto de sus poemas, que era siempre una mujer.
Con el tiempo, el vínculo que mantuvo con lo político le hizo renegar de las
vanguardias y de una literatura desligada de lo real.
Comenzó a trabajar como telefonista en Telefónica, en 1924, y casi
inmediatamente destacó (y fue penalizada) por su participación en huelgas y
reivindicaciones obreras: ya comprometida con el anarcosindicalismo, combinó su
trabajo como redactora, con pseudónimos como El Observador o Vigía, con el
activismo sobre el terreno. Cada vez más consciente de que el feminismo debía
ocupar un espacio propio en un mundo en el que carecía de voz, creó la
agrupación Mujeres Libres. Durante la Guerra Civil mantuvo esa dualidad entre
la lucha, en este caso como parte de quienes asaltaron el Cuartel de la
Montaña, y el reporterismo de guerra. Se exilió a Francia pocos meses antes del
fin de la guerra, donde intentó paliar el desastre que eran los campos de
concentración a los que enviaban a los refugiados españoles. Perseguida, junto
con Mery, como anarquista durante la II Guerra Mundial, regresó a España en
1945, donde pasó casi inadvertida durante años. Nunca dejó de escribir, aunque
el hecho de que casi no publicara haya oscurecido su obra como poeta.
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