SELLO | MARUJA MALLO

MARUJA MALLO

DATOS TÉCNICOS DEL SELLO

Número EDIFIL: 5634

Temática: Personajes

Fecha de puesta en circulación: 17 de febrero de 2023

Procedimiento de impresión: Offset

Soporte: Estucado, engomado, fosforescente

Formato del sello: 28,8 x 40,9 mm (vertical)

Dentado del sello: 13 ¼ (horizontal) y 13 ¾ (vertical)

Efectos en pliego: 25

Valor postal: 1 €

Tirada: 125.000 sellos

Diseño: Isa Muguruza

INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO

Resulta imposible atrapar en apenas una líneas a esta evanescente artista, mitad ángel, mitad marisco, como la definió Salvador Dalí: pintora, ceramista, escenógrafa, muralista, fue adorada por los poetas de su generación, que captaron antes que nadie la prodigiosa diferencia, el sello del genio que transmitía en todo lo que hacía.

Había nacido en Viveiro en 1902, y había volado hasta Madrid en los años veinte, cuando los jóvenes de la generación del 27 comenzaban a transformarse en lo que eran: entre aquellos escritores, artistas y cineastas ella acudía al Lyceum Club Femenino, escandalizaba a los ciudadanos al quitarse el sombrero y reivindicaba un espacio que obtuvo pronto: en 1928 expuso por primera vez, después de años de ilustrar para la Revista de Occidente o La Gaceta literaria.

Un viaje a París de 1932 transformó por completo su estilo: se inició en el surrealismo, entró en contacto con creadores como Bretón, Picasso o Magritte, y esa estética marcaría sus colaboraciones con Miguel Hernández o Alberti. Se encontraba en un momento excelente de su carrera, con diversas exposiciones y una lenta pero clara evolución hacia el constructivismo, cuando estalló la Guerra Civil.

Pasaría los siguientes veinticinco años exiliada en América, principalmente en Buenos Aires, pero también en Uruguay y por último en Nueva York. Los triunfos continuaron: expuso a nivel internacional, avalada por un prestigio creciente. A su labor como ilustradora y pintora se le unió la docencia, que siempre había practicado: si antaño había estado involucrada con las Misiones Pedagógicas, en América, continuó esa labor con clases y conferencias.

Cuando regresó a España, en 1962, se la consideraba ya como una de las grandes pintoras del siglo XX. Murió en Madrid, pasados los 90 años, en 1995. Su historia de éxito y reconocimiento es la excepción a la mayoría de los casos: pero no en vano hablamos de un ángel capaz de sobrevivir en las profundidades marinas.

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