SELLO | ANDRÉS SEGOVIA

ANDRÉS SEGOVIA

DATOS TÉCNICOS DEL SELLO

Número EDIFIL: 3242

Temática: Personajes

Fecha de puesta en circulación: 19 de febrero de 1993

Procedimiento de impresión: Calcografía

Papel: Sin datos

Dentado: 13 ¼

Formato del sello: 28,8 x 40,9 mm (vertical)

Valor postal: 65 Pta.

Tirada: 2.500.000

INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO

Andrés Segovia nace en Linares, Jaén, en 1893 y fallece en Madrid en 1987. Su vida, su obra y su arte están indefectiblemente unidos a la guitarra; en su casa natal le acunaron los sones de una guitarrería vecina; en su dilatada vida profesional fue siempre la guitarra su inseparable compañera; horas antes de su muerte la rasgueaba, la música en su cerebro de genio, las manos sobre las cuerdas, preparando su próximo concierto. 

La guitarra española así se llama desde que en el S. XVI Vicente Espinel, poeta notable y buen tañedor de cuerda, añadió una quinta al instrumento antiguo, enriqueciéndolo en sonoridades y matices; casi cuatro siglos dormitaron después la guitarra, limitados sus toques a preludios de cantes y acompañamiento de bailes populares. Tuvo que llegar Andrés Segovia con su concepción de la guitarra como instrumento sinfónico que guardaba dentro de sí una orquesta entera; el instrumentista, con su técnica depurada, la hacía sonar, la despertaba, la dignificaba. 

Su formación autodidacta le libró de amaneramientos; concertista precoz, estudioso impenitente, su virtuosismo servía a una musicalidad hasta entonces desconocida; la vihuela, el laúd y otros difuntos del género de la cuerda resucitan en su guitarra y con ellos la música del XVIII, cargada de variedad: Bach en sus sonatas para violín, Haydin y Scarlatti en sus obras para teclado; la música española de su tiempo escrita para él o por él transcrita, adaptada, tocada y enriquecida.

Hasta que Andrés Segovia paseó en gira por el mundo la sonoridad de su guitarra, los asistentes a conciertos clásicos no supieron de las maravillosas facultades expresivas de la guitarra española de concierto. Sus clases magistrales en universidades y conservatorios iniciaron una escuela que cada año multiplica su número de alumnos. Andrés Segovia fue uno de los pocos españoles que ha visto su labor reconocida en vida, en su patria y fuera de ella; la lista de premios y distinciones es tan extensa como su obra.

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