Número EDIFIL: 3839
Temática: Comics
Fecha de puesta en circulación: 20 de noviembre de 2001
Procedimiento de impresión: Huecograbado
Papel: Estucado, engomado, fosforescente
Formato de los sellos: 40,9 x 28,8 mm (horizontales)
Dentado: 13 3/4
Efectos en pliego: 50
Valor postal: 0,24 € (40 pts)
Tirada: Ilimitada
INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO
- Humor visual: Las historietas de Coll suelen caracterizarse por un humor basado en el absurdo y la exageración visual. Sus cómics estaban cargados de gags visuales, donde las situaciones cotidianas se tornaban en escenas disparatadas y humorísticas, generalmente sin necesidad de diálogos. Coll era un maestro en crear historias a través de las imágenes, aprovechando al máximo el poder del dibujo.
- Economía de líneas: Su trazo se distinguía por la simplicidad, con líneas limpias y claras. A pesar de esa aparente sencillez, sus dibujos eran muy efectivos y expresivos, logrando transmitir emociones y situaciones con gran claridad. Este estilo minimalista lo diferenciaba de otros autores de su tiempo y lo hacía fácilmente reconocible.
- Historias cortas y autoconclusivas: Coll solía trabajar en historias cortas, generalmente de una página, donde presentaba situaciones cotidianas que acababan en enredos cómicos y sorprendentes. Era un maestro de la narrativa breve, logrando desarrollar la trama y el desenlace en pocos cuadros.
- Personajes: Los personajes de Coll eran sencillos y no muy elaborados en términos psicológicos o emocionales. Eran figuras comunes, como obreros, ancianos, y gente de clase media, atrapados en situaciones absurdas. A menudo, sus historietas reflejaban la vida cotidiana de la España de la posguerra, aunque presentadas con un tono humorístico y satírico.
Coll fue uno de los autores más destacados de la revista TBO, donde publicó la mayor parte de su obra. Esta revista, que dio origen al término "tebeo" para referirse a los cómics en España, fue un referente del humor gráfico en el país durante gran parte del siglo XX. Coll contribuyó con cientos de historias y es recordado como uno de los pilares creativos de la publicación.
Aunque Coll no alcanzó la fama masiva de otros autores de la época, como Ibáñez o Escobar, su obra ha sido valorada por la crítica y los aficionados como uno de los grandes exponentes del cómic clásico español. Su estilo visual único y su habilidad para contar historias sin palabras lo hicieron un innovador dentro del medio.
En los últimos años, su obra ha sido revalorizada, y se le reconoce como una figura clave en la historia del cómic en España, por su talento para plasmar humor y crítica social a través de viñetas minimalistas y efectivas.