Número EDIFIL: 4131
Temática: Efemérides
Fecha de puesta en circulación: 30 de noviembre de 2004
Procedimiento de impresión: Calcografía
Papel: Estucado, engomado, mate, fosforescente
Dentado: 13 3/4
Efectos en pliego: 50
Formato de los sellos: 28,8 x 40,9 mm (vertical)
Valor postal: 0,77 €
Tirada: 1.000.000
INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO
Se conmemora el Bicentenario de la Real Expedición de la Vacuna de la Viruela con la emisión de un sello que recuerda este histórico acontecimiento precursor de las modernas campañas de vacunación. El 30 de noviembre de 1803 zarpó de La Coruña la expedición filantrópica que llevaba la vacuna de la viruela al continente americano y a Filipinas. La expedición iba dirigida por el doctor Francisco Javier de Balmis, médico de la Corte, acompañado por el doctor José Salvany, varios ayudantes, enfermeros, practicantes y 22 niños que servirían como agentes portadores del virus de la vacuna, que serían inoculados de brazo a brazo durante todo el viaje para mantener la vacuna a salvo. La aventura tenía la gran labor desinteresada de aliviar el sufrimiento humano y ayudar a la población del Nuevo Continente a hacer frente a esta grave enfermedad causante de verdaderas plagas. Hasta la conquista de América, la viruela era un mal desconocido en aquellas tierras y el sistema inmunológico de sus pobladores se encontraba indefenso ante la enfermedad, que no tardó en propagarse rápidamente y originar epidemias devastadoras que diezmaron a gran parte de la población indígena.
La vacuna de la viruela había sido descubierta en 1796 por el médico inglés Edward Jenner y pronto se expandió por todos los países, si bien con cierto temor y desconfianza. En nuestro país, Carlos IV, sensibilizado por la enfermedad que había padecido su hija, fomentó la vacunación y organizó la salida de la Real Expedición de la Vacuna hacia Asia y América. Su objetivo era administrar la vacuna a la población; instruir a los médicos locales en su manejo e inoculación; establecer Juntas de Vacuna para llevar los registros correspondientes y conservar el virus activo. A la llegada de la expedición a América, y ante la gran extensión de territorios, se hicieron dos grupos: uno dirigido por Balmis, que atravesaría México y llegaría hasta Filipinas; y otro encabezado por Salvany, que cruzaría hacía Sudamérica. La aventura estuvo llena de peligros y penalidades (Salvany murió a los 34 años en Bolivia), pero también cargada de humanismo y con el resultado de miles de personas vacunadas contra la viruela.
La Organización Mundial de la Salud declaró erradicada oficialmente la enfermedad en el año 1980.