Número EDIFIL: 4101
Temática: Museos
Fecha de puesta en circulación: 16 de julio de 2004
Procedimiento de impresión: Huecograbado
Papel: Estucado, engomado, fosforescente
Dentado: 13 3/4
Formato: 28,8 x 40,9 mm (vertical)
Efectos en pliego: 50
Valor postal: 1,90 €
Tirada: 1.000.000
INFORMACIÓN SOBRE EL MOTIVO DEL SELLO
En la península de La Peñona, en uno de los extremos de la playa de Salinas, municipio de Castrillón (Asturias), se yergue el Museo de Anclas; un museo al aire libre, único en su género, que constituye todo un homenaje a la mar, sus gentes y la cultura que representan. Fue fundado por iniciativa de la Cofradía de la Buena Mesa del Mar para destacar la belleza de las anclas, instrumentos básicos para la navegación que apenas han evolucionado a lo largo de la historia y sin las cuales sería imposible fondear.
El museo lleva el nombre de Philippe Cousteau en memoria de este oceanógrafo que dedicó su vida al estudio e investigación del mar. Inaugurado por el Rey Juan Carlos I en 1993, es de propiedad municipal y está gestionado por un Patronato en el que participan el Ayuntamiento de Castrillón, el Principado de Asturias, la Universidad de Oviedo, la Dirección General de Costas, la Cofradía fundadora y diversas personalidades. El Museo de Anclas está concebido como un conjunto monumental situado al borde del mar que se inicia con un gran mural de cerámica perfectamente integrado en el entorno paisajístico. A continuación, un pequeño paseo recoge las anclas donadas por diferentes instituciones españolas y extranjeras, entre las que se encuentra la pieza más valiosa: el ancla del galeón español Nuestra Señora de Atocha, que naufragó en las costas de Florida en el siglo XVII cuando regresaba a España cargado con los tesoros del Nuevo Mundo. Mención especial merece el busto en bronce de Philippe Cousteau, escultura realizada por el asturiano Vicente Santarúa y situada sobre una gran roca batida por el mar llamada "La Peña Lisa". El recorrido por el museo al aire libre continúa por una gran plataforma de 90 m. de largo donde se elevan seis velas construidas en chapas de acero, de las que surgen las cadenas de las anclas que reposan sobre la cubierta. En el Templo de los Océanos se erige la Rosa de los Vientos, donde se inserta el recipiente o concha en la que se vierten las aguas de los distintos océanos. Finalmente, un puente colgante da paso al mirador para contemplar una bonita panorámica que invita a soñar con un horizonte lejano. En el sello se reproduce un ancla tipo Danforth, muy ligera y de gran agarre, especialmente indicada para fondos de arena, lodo o fango. La barra lateral evita que pueda quedar mal colocada en el fondo.